Aqui les dejo el cap 2
CAPITULO II“Vamos hay que sentarnos” - me dijo mientras sonreía algo tímido al igual que yo.
David y su mamá se sentaron conmigo ya que mi papá y mi hermana ya se habían ido, no recuerdo si lo mencione pero mi papá es algo antisocial, no lo entiendo mucho, no sé como mi mamá se pudo fijar en él pero en fin por ese motivo nací yo y se los agradezco.
Pasaron dos horas y ya era casi medianoche, habíamos conversado mucho de todo lo que había pasado después de que me fuera de la ciudad, en realidad no recordaba mucho, pues apenas tenía 5 años cuando me fui de la ciudad. David y su mamá se ofrecieron amablemente a llevarme a mi casa, pues ya era tarde y no había forma de que yo sola llegará hasta allí, simplemente no conocía las rutas, las calles, las casas, estaba perdida.
“Entren al carro, yo los alcanzo en un momento” dijo Lupe
Aún no tenía la confianza suficiente con ellos, era prácticamente mi primer día de conocerlos, así que no hablaba mucho.
“Pensar que te reconozco a pesar de que no te he visto por 11 años” me dijo David riéndose.
“Y pensar que yo no sabía que tenía amigos aquí” – es que en verdad no lo recordaba, si me lo hubiera cruzado algún día por la calle no lo hubiera reconocido.
Fuimos hacia el carro, entramos y hubo un silencio incómodo dentro, no sabía de qué hablarle, no hacía más que pensar en mi mamá, el problema con mis padres me tenía muy preocupada.
“Ya chicos, no hablen tanto que despertaran a la gente” dijo Lupe riéndose en un tono sarcástico.
“Mamá…” David le respondió
Lupe encendió el carro y partió rumbo a mi casa, en el camino no paraba de preguntarme por mi mamá, esta situación me puso peor y no aguante las ganas de llorar, trataba de disimularlo pero no podía, era simplemente imposible.
“¿Te pasa algo?” David me preguntó susurrando.
“No, nada, estoy bien” Tratando de disimular, pero era obvio que me pasaba algo.
“Tus ojos están rojos, si tienes algún problema, bueno, no soy un buen consejero, pero puedo hacer lo posible para que te sientas mejor y dejes de llorar, no me lo niegues tienes ganas de llorar”
“Si mis ojos están rojos debe ser por cansancio”
“Ojala lo sea” me respondió mientras volteaba.
Realmente tenía unas fuertes ganas de contarle mi problema alguien, necesitaba un hombro donde llorar y desahogarme de una buena vez, pero soy terca al igual que mi padre y no aguanto que me vean mal.
“Llegamos” Lupe dijo
“Cualquier cosa que necesites, vivimos a 3 casas, solo tócanos el timbre y te podremos ayudar en lo que quieras, bueno ahora te dejo nuestro teléfono.” Me recalcó.
“De acuerdo y muchas gracias por haberme traído” Le dije amablemente
De pronto sentí que alguien me quitó el celular de las manos…
“Este es mi número, sé que tienes un problema porque lo puedo ver en tu rostro, espero que llegues a tener la suficiente confianza conmigo como la tenias antes cuando éramos pequeños y me dejabas balancearte en el columpio, éramos como hermanos” Me dijo David mientras apuntaba su número celular y su nombre en mi móvil.
Le agradecí con una sonrisa, mientras los veía irse hacia la puerta de su casa, Woow este chico sí que quería ayudarme con lo que me pasaba aunque él no supiera lo que tenía exactamente.
Fui hacia la puerta de mi casa y toqué el timbre ya que aun no me daban mis llaves; Lina me abrió la puerta, tenía una cara de sueño increíble. Lina es mi hermana menor, tiene 12 años, no entiende mucho las cosas que suceden entre nuestro padres, me llevo bien con ella pero por momentos es muy egoísta le encanta pensar solo en su beneficio.
“¿Por qué se fueron del restaurant tan rápido tu y papá?” le pregunté mientras pasaba y me sentaba en el sofá.
“Tú sabes cómo es papá, le encanta arruinar nuestras amistades”
“Si, pero le hubieras dicho algo, me pareció muy descortés que se haya ido así de la nada”
“¿Qué querías que le diga? ¿Acaso no ves con el humor que está en estos días?”
“Sí claro que me doy cuenta, pero no te costaba nada decirle que se queden”
“Entiende que me daba miedo hasta de hablarle, hubiera sido peor que empezara a gritar en pleno restaurant”
“Tienes razón por primera y única vez, bueno tengo hambre, ¿quieres algo?”
“No, lo único que quiero es dormir, tuve que esperarte para abrirte la puerta, estoy muy cansada así que más te vale no hacer ruido, gracias y chau, sueña con los angelitos”
Lina subió las escaleras y se encerró en su dormitorio; aprovecho para decir que la casa era enorme; yo me dirigí a la cocina y buscaba comida, la refrigeradora estaba repleta de comida así que no dude y saque un pote de un litro de helado.
Siempre pensé que era suficientemente madura a mis 17 años, pero ahora me doy cuenta de que no lo soy, no puedo yo sola con este problema en mi cabeza, no puedo entender porque ya no existe el amor entre mis padres, no entiendo cómo se puede acabar ese sentimiento que hace al mundo dar vueltas, que hace que uno se sienta feliz y que tenga una sonrisa en el rostro siempre; no es que este enamorada o algo por el estilo, solo que uno sabe lo que eso se siente, es el sentimiento más lindo del mundo y el sentimiento que a mis padres les hace falta.
Mire el reloj mientras miraba TV y eran las 3 de la mañana, había pasado mucho tiempo y no me había dado ni cuenta; ordené todo, subí a mi cuarto y me eché en mi cama , fue el momento que mas me entristeció, mi mamá estaba tan lejos y yo no podía hacer nada, mi papá hasta nos prohibió llamarla.
Entré en un terrible dilema, saqué mi celular porque quería hablar con alguien, pero ¿Quién me contestaría a las 3 de la madrugada?, podría llamar a David -No Melanie No puedes llamarlo apenas lo conoces, lo has vuelto a ver recién hoy- Pero en realidad necesitaba a alguien, mi dedo se acercaba al botón verde de mi celular para llamarlo – No no no no lo hagas, que vergüenza son las 3 de la mañana, te va a odiar. – Para evitar todo esto tuve que tirar el celular a un lado e intentar dormir, mañana seria un día muy cargado y quien sabe que haríamos.